GANSTERISMO FINANCIERO
25/10/2025
En una reciente clasificación de las reservas financieras de los Bancos Centrales de cada país, aparece la Federación Rusa en el puesto número 5, todo ello a pesar de las constantes sanciones para asfixiar su economía.
El primer país en reservas es China con 3,24 billones de dólares. Sigue Japón con 1,27. Luego Suiza con 882.000 millones, la Federación Rusa con 712.000 y la India con 676.000.
Esto significa solvencia, como ocurre cuando analizamos el patrimonio familiar.
Pero en el caso de la Federación Rusa aparece un contencioso poco corriente y es que un 40% aproximado de sus reservas están congeladas por terceros Estados y/o por organizaciones de esos Estados.
En términos jurídicos usar, bloquear, congelar bienes de un tercero, atenta a los derechos de propiedad. Durante la II Guerra Mundial nadie se atrevió a hacerlo. Pero ahora todo es distinto. Es la nueva “ley de la selva”.
El Banco Central de la Federación Rusa, como muchos otros bancos centrales de diferentes Estados, coloca parte de sus activos financieros en otras entidades para obtener un rendimiento económico. Una de esas entidades es Euroclear.
Euroclear es una empresa de servicios financieros que actúa como depositario de valores. No es un banco tradicional. Su función principal es administrar los valores de instituciones financieras de todo el mundo. Sus clientes principales son los Bancos Centrales. Lógicamente estos bancos quieren sacar provecho de sus activos financieros.
Euroclear tiene su sede en Bélgica, país que aplica la fiscalidad correspondiente sobre los rendimientos de los fondos allí depositados. En el caso del Banco Central Ruso se estima que sus fondos totalizan unos 300.000 millones de dólares.
Pero a raíz del inicio de conflicto militar entre la Federación Rusa y Ucrania (que de hecho era entre Rusia y la OTAN, y que empezó en 1992), la Unión Europea, a instancias de su Comisión, ordenó “congelar” los fondos rusos, buscando luego la ratificación forzada de las Naciones Unidas. Este tipo de congelación tenía precedentes menores llevados a cabo contra propiedades de Irán, Venezuela, Afganistán y otros. En este caso la iniciativa la había tomado el gobierno norteamericano por su cuenta, sin que nadie no afectado manifestara su desacuerdo. En la parte operativa y como es habitual, los bancos nunca quieren problemas con los Estados poderosos y siempre se ajustan a sus mandatos.
Pero la Federación Rusa no es Afganistán.
El primer atraco a mano armada fue quedarse los intereses que generaban los 300.000 millones de dólares y destinarlos a una cosa llamada “Fondo Europeo de la Paz”, que en contra de lo que dice su nombre se ha dedicado a rearmar al ejército de Ucrania, que ya ha recibido 11.000 millones de dólares por este concepto.
Como siempre la medida fue tomada de forma rápida, sin el apoyo de todos los miembros de la Unión Europea. Hungría, por ejemplo, no estuvo de acuerdo y ha presentado una demanda al Tribunal de Luxemburgo sobre esta apropiación.
Este tema tiene otras implicaciones, algunas de orden macroeconómico. Hay países no pertenecientes a la Unión Europea que también tienen depositados importantes fondos en Euroclean e instituciones similares, y no han tardado en desviar algunos de ellos a otras entidades independientes, porque temen que les pueda ocurrir lo mismo que a la Federación Rusa. Interpretan acertadamente que es un atentado a la para ellos sagrada ley de la propiedad. Este es el caso de algunos grandes países árabes productores de petróleo y del Sur Global.
Otro aspecto es la caída en la credibilidad del dólar y del euro, lo que lleva a potenciar la desdolarización, procedimiento para salir de esos espacios monetarios y realizar transacciones en monedas nacionales.
Y un tema quizás menor pero también conflictivo es que al quedarse los intereses de los fondos rusos la Unión Europea vulnera la soberanía del Estado belga, que también es cuestionada por los grandes inversores internacionales. Porque antes esos intereses legales se quedaban en el Estado belga, que los utilizaba para equilibrar su presupuesto.
Por si todo esto no era suficiente, el canciller alemán Friedrich Merz (que parece no se ha olvidado de su trayectoria en BlackRock) ha sugerido empezar a tomar no solo los intereses sino también el principal de esos fondos, lo que acabaría por quebrar los principios más elementales del derecho internacional. El propio primer ministro belga Bart De Weber ha declarado: “Si los países ven que el dinero de los bancos centrales puede desaparecer cuando así lo deciden los políticos europeos, pueden también ellos decidir sacar sus reservas de la Eurozona”.
Estos chapuceros deberían ser sacados a patadas por el patio de atrás, antes de que sigan cometiendo más destrozos.










