Josep Borrell: “Los europeos somos un protectorado militar de EEUU” El exalto representante de la UE alerta en el Congreso de AECOC de que Europa pierde poder, carece de autonomía estratégica y se ve superada por China en producción e innovación. [per llegir l’article cliqueu ací]
EL PAÍS SILVIA AYUSO MARÍA R. SAHUQUILLO
La UE aprobó ayer nuevas sanciones contra Rusia para presionar su sector energético, clave en la financiación de la guerra en Ucrania. El paquete incluye la prohibición gradual de importaciones de gas natural licuado, restricciones a diplomáticos y el bloqueo de criptoactivos. El objetivo es debilitar la economía bélica rusa y reemplazar su energía con suministros alternativos, especialmente de Estados Unidos, que el miércoles castigó al sector petrolero del Kremlin.
La UE se mueve para estrangular económicamente a uno de los sectores clave con los que Rusia financia y nutre su guerra en Ucrania: los hidrocarburos. Ayer, los Veintisiete aprobaron su nueva tanda de sanciones contra Moscú. Lo hicieron minutos antes de que comenzara una reunión de los líderes comunitarios —con Ucrania en lo más alto de la agenda— y horas después de la decisión de EE UU de imponer sanciones contra el sector petrolero ruso.
El nuevo paquete busca endurecer el cerco al sector energético que nutre la maquinaria bélica de Vladímir Putin con una prohibición gradual de las importaciones de gas natural licuado (GNL), y amplía la presión sobre la flota fantasma de barcos rusos con la que el Kremlin burla las sanciones y transporta su petróleo pese al embargo europeo. Además, como adelantó EL PAÍS, la UE restringirá los movimientos de diplomáticos rusos en territorio europeo, en un momento en el que han aumentado los sabotajes de Moscú y Putin ha elevado la tensión con su guerra híbrida. Las nuevas restricciones también bloquean el acceso a criptoactivos a ciudadanos rusos. A su llegada al Consejo Europeo, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, saludó el “crucial” paso contra una Rusia que “está demostrando que no quiere parar la guerra”.
Los europeos se centran especialmente en el GNL, que buscan vetar paulatinamente. Una medida que, además de buscar dañar la economía de guerra rusa, intenta satisfacer a Donald Trump, que había presionado a Europa para abandonar la energía rusa, y que quiere colocar el GNL estadounidense en el mercado europeo.
La UE ha adoptado una prohibición gradual de sus importaciones: seis meses para los contratos a corto plazo y hasta el 1 de enero de 2027 para los de largo plazo. El plan de la UE contempla prescindir totalmente del gas ruso para esa fecha.
El nuevo paquete europeo —ya publicado en el diario oficial—, prohíbe también transacciones a dos importantes petroleras rusas, Rosneft (también en la lista de EE UU y del Reino Unido) y Gazpromneft. Y se amplían las sanciones a 118 nuevos buques de la flota fantasma, con lo que la lista aumenta a más de medio millar de barcos con los que Rusia trata de eludir las sanciones europeas y que ahora tienen bloqueado el acceso a puertos, entre otras restricciones. Igualmente, se castiga a 45 nuevas empresas que ayudan a Rusia a eludir las sanciones, entre ellas, 12 chinas, tres de la India y dos de Tailandia.
Una novedad es la inclusión de un mecanismo que permitirá limitar los movimientos de diplomáticos rusos dentro de la UE, con lo que se busca obstaculizar la reconstrucción de la potente red de espionaje rusa. De acuerdo con las fuentes, el nuevo mecanismo, aprobado en el marco de una nueva oleada de ataques híbridos en Europa atribuidos a Rusia, requerirá un proceso de notificación y de autorización de los viajes de los diplomáticos rusos por parte de los Estados miembros.
Según la propuesta del Servicio de Acción Exterior de la UE (SEAE), que pudo consultar EL PAÍS, los diplomáticos rusos tendrán que notificar su salida a las autoridades del país al que viajan al menos 24 horas antes, especificando el punto de entrada y posterior salida y el medio de transporte. Y el país receptor podrá denegar la entrada.
“La UE está restringiendo los movimientos de los diplomáticos rusos para contrarrestar los intentos de desestabilización”, su
brayó la jefa de la diplomacia europea, Kaja Kallas, en X.
En sus intentos de cortar el grifo financiero ruso, el nuevo paquete también impone una prohibición total de realizar transacciones a cinco bancos rusos y a cuatro bancos en terceros países (Bielorrusia y Kazajistán), además de prohibir a operadores comunitarios cerrar nueve contratos en nueve zonas económicas especiales rusas. A ello se añade una prohibición total de los servicios de criptoactivos para ciudadanos, residentes y entidades rusos.
“Estábamos esperando” las sanciones, admitió un aliviado Zelenski respecto a las medidas impuestas por Europa y antes por Washington —las primeras bajo el Gobierno de Donald Trump— como castigo a la “falta de compromiso serio a un proceso de paz para poner fin a la guerra en Ucrania” de Putin. Las medidas punitivas desde ambos lados del Atlántico constituyen “una buena señal para que otros países del mundo se unan a las sanciones hasta que podamos parar esta guerra”, agregó el líder ucranio.
Aunque no arrancó a Trump el compromiso de entregar a Ucrania los ansiados misiles de largo alcance Tomahawk, Zelenski no quiere darse por vencido. Según indicó a periodistas en Bruselas, se trata de una decisión “sensible” y que depende exclusivamente de EE UU. Pero también las sanciones parecían algo “increíble y ahora están aquí”, agregó. “El alto el fuego es todavía posible, pero necesitamos más presión sobre Rusia para que lo acepte”, añadió Zelenski, subrayando además que Ucrania no aceptará “ninguna concesión territorial” a cambio de una perspectiva de paz.
Los Veintisiete no lograron, sin embargo, allanar el camino para poder entregar a Ucrania los activos rusos congelados por las sanciones. Las reticencias de Bélgica, donde está la entidad que tiene alojados la mayoría de esos fondos, impidió el respaldo a que se entregue a Kiev un préstamo por valor de 140.000 millones de euros utilizando esos activos soberanos del Kremlin. Los líderes europeos —todos, menos Hungría, que ya no suscribe los acuerdos sobre Kiev— instaron, en cambio, a la Comisión Europea a que presente lo antes posible
“opciones de apoyo financiero” que den respuesta a las “apremiantes” necesidades del país invadido por Rusia.








