DESCLASIFICANDO
03/10/2025
Se dice de aquel tipo de operación a la que se ven obligados los Estados y que consiste en abrir sus archivos a la comunidad. Hasta entonces aquellos papeles eran considerados “secretos de Estado”, que es una forma de esconder muchas veces historias inconfesables.
Me sirve como ejemplo para desclasificar algunos recuerdos personales (no inconfesables) que ayudarán a mis lectores a comprender mi último movimiento en el mundo de la comunicación, mundo que nunca me ha sido ajeno.
Mis primeros estudios universitarios fueron de periodismo (cuando todavía no existían las “Ciencias de la Información”). Los hice en parte en Barcelona y en parte en Madrid, ya que el Régimen cerró la escuela Oficial de Periodismo de Barcelona por considerarla un nido de antifranquistas (tenían razón). Madrid también lo era, pero el ambiente era más permisivo. Nunca ejercí de periodista, pues había que jurar muchas cosas y yo no estaba dispuesto a hacerlo. Luego estudié en Deusto, en la universidad de Barcelona, en Stanford, en la UOC y en otros centros. Toda mi formación académica se ha orientado hacia la dirección de empresas privadas. He sido un manager profesional durante casi cincuenta años, aunque hace veinte que dejé la máxima posición ejecutiva para quedar como consejero independiente.
Fue en una de las empresas en la que era presidente del Consejo donde por azar entré en contacto con Xavier Muixí, un joven periodista que trabajaba en la SER. No lo conocía. Me pidió si podía interesarme hacer un apunte económico y social en un programa que el presentaba en Radio Barcelona. Me pareció divertido, podía hacerlo y empecé a colaborar. Aquellos inicios prosiguieron con distintos formatos y acompañé a Xavier en su trayectoria profesional (Com Radio, Televisió d’Hospitalet, Betevé), siendo esta última colaboración la más duradera, en la que casi semanalmente me entrevistaba sobre temas económico-empresariales. Xavier dejó la cadena y yo también, orientando él su vida hacia otros ámbitos.
Yo por mi parte nunca abandoné mi interés por la escritura. Un buen ejemplo es esta misma web, que empezó en el 2000 y pronto alcanzará los diez millones de visitas. En paralelo he publicado unos veinte libros, la mayoría sobre temas también económico-empresariales (es mi oficio). También he dado clases (otra de mis pasiones) y he “conferenciado” largamente sobre la vida y las cosas.
Y hace apenas unas semanas tuve una charla con mi buen amigo Xavier sobre el estado actual de la información en nuestro país (Catalunya) y coincidimos en el diagnóstico: cada vez va a peor. Los medios oficiales se ajustan al guion que establece la oligarquía dominante y los privados hacen lo propio y sobreviven gracias a las subvenciones y a la publicidad institucional. Penoso. Hay muchos digitales, pero muy pocos independientes. Los “informadores” se autocensuran. Hay que pagar la hipoteca y el colegio de los niños. Y donde más se nota el vacío es en el tratamiento de lo que ocurre más allá de las fronteras del Estado. Aquí la severidad de los “controladores” es más exigente. El que se mueve no sale en la foto.
Este fenómeno de “caja cerrada” se ha hecho extensivo a la práctica totalidad de los medios occidentales, incluidas las columnas históricas del periodismo internacional independiente (El Guardian, el New York Times, le Monde, el Frankfurter Allgemeine Zeitung, el Washington Post, etc.). Están “a pie de teletipo” y no se apartan del relato oficial. No hay conciencia crítica. Sabemos lo que ocurre de verdad gracias a la aportación de algunos freelance de probada competencia, como Pascal Lotazz, Jeffrey Sachs, Emmanuel Todd, Richard Wolf, Terry Eagleton, Wolfgang Munchau, Jeff Rich, Glenn Diesen, Li Jingjing, Adrián Celaia, José Antonio Zorrilla y otros. Apenas hay periodistas de oficio entre ellos. Hay diplomáticos, profesores universitarios, empresarios, economistas, demógrafos, etc. Procedencias diversas que han abierto una vía de luz en este tenebroso mundo plagado de mentiras, falsas verdades, amenazas, bravuconerías y un sinfín de estupideces menores.
Ante este panorama Xavier y yo hemos decidido abrir un nuevo canal en YOUTUBE bajo el lema “Els irreductibles”, en catalán y con frecuencia semanal. Nos llamamos “irreductibles” porque entendemos que el modelo dominante en el tratamiento de la información es reduccionista y por ende simplista y manipulador. Queremos romper este modelo. En castellano están mejor servidos, gracias a los citados Zelaia y Zorrilla, a los que podríamos añadir Pedro Baños, The Mexican Family, Alberto Iturralde, Miguel Méndez, Miguel Ruiz y unos pocos más.
Esta misma semana hemos iniciado el proyecto con un primer programa sobre “el estado del mundo”. Estamos satisfechos del resultado de la prueba.
Si quieres seguirnos solo tienes que ir a YOUTUBE y clicar ELS IRREDUCTIBLES / XAVIER MUIXÍ i ALFONS DURÁN-PICH. Te suscribes y nos encontrarás.
Aquellos que llevan años siguiendo mis columnas en la WEB conocen sobradamente mi talante y no les va a sorprender nada. Los recién llegados se irán enterando poco a poco. Yo no hago pedagogía ni quiero convencer a nadie. La lectura es gratuita. Luego cada uno hace su interpretación y si es capaz de librarse de los estereotipos gozará de un pensamiento libre.
Por último quiero añadir que una de las razones que me han motivado para implicarme en este nuevo proyecto es que “no quiero que el viejo entre en casa”, argumento que ya expuse en mi último libro “No dejes que el viejo entre en casa” (Parcir Edicions Selectes). Como decía mi admirada Rita Levi-Montalcini, premio Nobel de fisiología, fallecida en plena lucidez a los 103 años, no basta con cuidar el cuerpo y ejercitarlo, hay que hacer lo propio con la mente. También las neuronas han de ir al gimnasio.
Hasta aquí mi “desclasificación”. Adéu. Fins aviat. Ens veiem a “Els irreductibles”.














