
Salvador Enguix LA VANGUARDIA 23/12/2024
El mismo día en el que las Cortes valencianas avergonzaban a los valencianos por la lamentable bronca entre los grupos políticos, con especial protagonismo del conseller de Educación, José Antonio Rovira, este diario publicaba una información del Instituto Nacional de Estadística, INE, sobre el PIB de la Comunidad Valenciana. Con datos de 2023, se trasladaba que el PIB regional por habitante valenciano es un 14,5% inferior a la media nacional y casi la mitad del de Madrid; además, nuestra autonomía se situaba a la cola del crecimiento del PIB regional. Es una tendencia que se viene detectando desde hace más de dos décadas, como también lo es la apatía de nuestros representantes institucionales o de partidos para abordar con valentía la evidencia de que los valencianos somos cada día más pobres y nos alejamos poco a poco de la media española en tasas de crecimiento. Respecto a Madrid esa distancia ya es sideral.

Diré más. No es que no se aborde el tema con la gravedad que se exige, es que se da ya por asumido, en una actitud conformista que debería generar alarma en la sociedad civil valenciana o en lo que quede de ella. La clase política de esta geografía, con alguna digna excepción, no ha desarrollado ninguna estrategia orientada a evitar este deterioro constante del poder adquisitivo de los valencianos. Sucede exactamente lo contrario: las posibilidades para enmendar esta situación, como es la exigencia de una nueva financiación autonómica, se convierten en motivo de confrontación y fractura. ¿Puede entenderse que la plataforma pel finançament sea incapaz de trabajar de manera unitaria? ¡Pero si hasta celebramos como un triunfo que el Gobierno diseñe unos presupuestos cuyo porcentaje de inversiones se acerca al peso porcentual de la Comunidad Valenciana en España a pesar de que tratan a Alicante como si de una provincia del Tercer Mundo se tratara! O que el nivel de ejecución de los presupuestos del Estado apenas supere el 50% mientras en Madrid, otra vez Madrid, supera el 100%. Hasta ahí hemos llegado.
En las conversaciones privadas, muchos de esos políticos dicen que esta es una batalla perdida, que ya se sabe que Madrid (entendido como la centralidad del poder del Estado) es lo que es, que lo de ser cada año más pobres y perder posiciones respecto al resto de autonomías entra dentro de la normalidad. Que mejor no levantar mucho la voz no sea que la matriz del partido (hay varios) se enfade, o peor aún, que te acaben tachando de “nacionalista”. Mientras, los representantes locales se llenan la boca hablando de las maravillas de esta tierra de sol y playa, de excelente gastronomía, de que la Comunidad Valenciana es el futuro de España mientras los datos año tras año lo desmienten, y van subrayando que no es que no sea el futuro, es que cada vez se está anclando en el pasado, a pesar de sus potencialidades.
La Comunidad Valenciana es cada vez más pobre y cada vez dispone de menos recursos para afrontar con garantías su futuro. Irá a peor, porque para la política valenciana no es una prioridad”
Lo peor es que esta dinámica política valenciana se ha confirmado en toda su gravedad con la dana. Esa incapacidad para defender de manera unitaria lo que era fácil – financiación, inversiones, recursos – ha devenido en un drama cuando de lo que se ha tratado es de abordar la tragedia que ha provocado 223 muertos y decenas de miles de damnificados. Sucede que, en la mayoría de los casos, los representantes institucionales están más preocupados en salvarse ellos mismos que en superar rivalidades para sumar fuerzas de cara a lograr que la recuperación sea acelerada y efectiva. Es desesperante observar como el tacticismo político impregna todo el relato político valenciano aumentando el malestar de las víctimas.
Dejen ya de creer en fantasías construidas en gabinetes de comunicación y en discursos triunfalistas de oratoria inflamada, la Comunidad Valenciana es cada vez más pobre y cada vez dispone de menos recursos para afrontar con garantías su futuro. E irá a peor, porque hoy por hoy la política valenciana no ha asumido este problema como una prioridad. Estamos a la cola en casi todos los rankings, y no parece que nadie tenga ganas de evitarlo. Feliz Navidad.
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L’alternativa: PER L’ESTAT VALENCIÀ DE LA NACIÓ VALENCIANA.
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